Los avances producidos en las últimas décadas en el tratamiento quirúrgico y oncológico del cáncer colorrectal han permitido mejorar la calidad de vida de los pacientes aunque solo produjeron un escaso impacto en la sobrevida a 5 años, que se ubica entre el 50 y el 60%. Esto es debido a que con el diagnóstico habitual, es decir, con enfermedad sintomática, nos encontramos con enfermedad avanzada, localmente o a distancia, en el 63% de los casos.
Cuando el diagnóstico se realiza en etapas tempranas la probabilidad de curación se eleva hasta el 80-90 %. Estudios genéticos, experimentales y epidemiológicos sugieren que el cáncer colorrectal resulta de la compleja interacción entre la susceptibilidad genética y distintos factores biológicos y ambientales. La historia natural del cáncer colorrectal nos muestra que más del 90% de los cánceres colorrectales están precedidos por lesiones premalignas (adenomas) y su progresión resulta un proceso en etapas, con alteraciones en genes supresores y oncogenes desarrollados lentamente durante varios años.
La secuencia adenoma-carcinoma se calcula para pólipos de menos de 1cm. en 10 a 15 años, tiempo suficiente para interceder en la misma diagnosticando y tratando lesiones premalignas o detectando tumores en etapa temprana. Existe evidencia científica cuantiosa que demuestra que la prevención primaria y secundaria (a través de programas de pesquisa) son las armas más efectivas para reducir significativamente la incidencia y la morbimortalidad de esta enfermedad. La prevención primaria tiene como objetivos identificar los factores de riesgo de la dieta y en el estilo de vida para intentar modificarlos a través de la educación de la población.
Aproximadamente el 75 % de los cánceres colorrectales son esporádicos, es decir se desarrollan en personas que no presentan factores de riesgo incrementado, y en el 90% de los casos se producen en personas mayores de 50 años. El resto (25%) se desarrolla en personas con riesgo incrementado debido a antecedentes personales de adenomas, cáncer o enfermedad inflamatoria intestinal o antecedentes familiares de pólipos adenomatosos o cáncer colorrectal. En Argentina el cáncer colorrectal es una enfermedad frecuente y con elevada morbimortalidad. Si bien no contamos en el país con un Registro Nacional de Cáncer, la incidencia de los diferentes tipos de cáncer fue estimada por la Agencia Internacional de Investigaciones en Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud a partir de los registros de mortalidad del Ministerio de Salud de la Nación. En la publicación Globocan 2000, la IARC estimó que en la Argentina en el año 2000 se produjeron alrededor de 10.300 casos de cáncer colorrectal ubicándolo en el segundo lugar en incidencia luego del cáncer de mama y delante del cáncer de pulmón.
El análisis de la distribución por sexo nos muestra que en el hombre la mortalidad por cáncer está encabezada por el cáncer de pulmón, luego sigue el cáncer de próstata y el cáncer colorrectal se ubica en el tercer lugar. En el caso de la mujer, es el cáncer de mama el que produce el mayor número de muertes seguido por el cáncer colorrectal y por el cáncer de pulmón y en cuarto lugar por el cáncer de útero. La pesquisa del cáncer colorrectal, denominada prevención secundaria, debe realizarse tanto en las personas con riesgo incrementado como en la población general y tiene por objetivos:
1. Detección y tratamiento de lesiones premalignas con lo cual se logra disminuir la incidencia del cáncer colorrectal.
2. Detección presintomática (detección precoz) del cáncer colorrectal con lo cual se mejoran los índices de curación.
3. La disminución de la incidencia y la mejoría en la curación de la enfermedad trae como lógica consecuencia una disminución notoria en la morbimortalidad del cáncer colorrectal.